sábado, 3 de septiembre de 2016

EL SANTO PATRÓN DE LAS ABUELAS PERDIDAS


Rezo al santo
de las abuelitas perdidas.
Mas cómo puedo rezar
por algo que nunca
he perdido.  Veo tu rostro
al lado de los edificios
de interés social pero
ni una vez he sentido
que ha ocupado
mi casa & mis huesos.

¿Cómo eres?

Veo la corva
los hombros de mi madre
su peso no deja
saber que te sientas
en la boca de la nuca.
Quiero frotar la pena.
Dejarla convertirse en luz
como jugo de lichi, o
coco rallado, crezca,
vuele, se entierre en
sí misma& se esfume.

¿Cómo suenas?

Basalto es como visualizo
tu piel hoy, abuela.
Cada poro una consecuencia
de tanta añoranza —
un hueco en el cual
sueño que presiono mis
dedos delgados, coagulando
la desesperada necesidad
que puedas tener de abrazar
a mi madre con tu cuerpo.

¿Me abrazarías también?

¿Cómo te encuentro, abuelita?
Debo clavarme desde la punta
de los cayos de la Florida, mi
vestido blanco un fantasma
flotando en furiosas aguas.

Yesenia Montilla
Compartido por Xánath Caraza
Publicado en Periódico de poesía 90

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