¡¡Jo, amor mío!!
de tus ojos bajaban ríos de luz,
hermosos como esmeraldas al mezclarse con
el verdor de aquel monte y las aguas que bajaban.
Hacía el cristal de las frutas que por sus laderas
se cosechaban y con su aroma nos mareaban;
Verdes cafetales, dorados cacaos y ricas guanábanas
y aquella paz envuelta en amor que la naturaleza nos regalaba.
Sólo se oía el trino de una alondra y un ruiseñor...
en dulce armonía con el ronroneo de las aguas;
de un lindo riachuelo que de la montaña se deslizaba;
mientras la observadora Cigua desde la palmera vigilaba.
Hay muchos humanos que vienen a la tierra buscando este lugar...
nosotros llegamos en un aura que llega en la madrugada;
guiados por el aroma que se escapa de ese mágico lugar...
Quiero alondra dormir entre tus frutos maduros esta noche!!!.
Para que anide entre tu pecho y el mío
la belleza virgen que nos regaló hoy este hermoso bosque..
y que mi corazón madure con la magia
y todo el encanto y el embrujo que emana este monte!!!.
Rafael Chacon Martel
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