Tan solo
la muerte de un amor profundo
calló mi poesía.
Solo turbulencias
sobre mi cabeza, gravitan en mí;
porque con la fuerza de tu encantamiento
noches ilusorias de mágico encanto
son un maleficio en mi corazón.
Miré tu retrato y encendí recuerdos,
el terror presente, el alma en un hilo,
y ante la tibieza de tu piel sedosa
vi en él reflejado
tu adiós parpadeante.
Como flor herida
rompiste la noche
abriendo tus pétalos a la luz del día
y en la cruel penumbra
de tus locos sueños
observé dormida tu inquieta mirada
que ocultaba el mundo que no querías ver
¡Porque estabas atrapada en tu egoísmo!
Ysidro Parra -Venezuela-
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