Cuando bailoteas.
Tu alma
arremete sobre el silencio,
para sobresalir de las aristas que liberan el destino.
Y desde allí.
Te meces al oleaje del tiempo
que vibra mientras te expones a cielo abierto.
Pero hay dos cosas
por las que te definen perfecto.
Por la holgura para alargar las extremidades
y
por
el
trazo
acabado
que sostiene tu instante vivaz.
No obstante…
Vuelas
tan alto puedes.
Porque eres danza y sabiduría,
y porque te haces a los versos vivos, mientras intentas alcanzar
la luna de junio.
Fabián Irusta (Argentina)
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