Una araña de diamante en el centro de la crueldad de las
columnas
brilla despiadada en la línea donde se confrontan los
ejemplos
En la hora de los naufragios todas tus riquezas se reaniman
en la hora de la claridad huyes
Huyes y las palabras te persiguen con el vértigo multicolor
de infinitos sentidos superpuestos
que ocultan los secretos de un mundo desconocido
surgieron en la emisión del primer grito
y renacen en la exclamación y el asombro
allí la oreja conserva mezclados el terror y el éxtasis de
todo origen
lo incierto lo inasible del significado último
invariable sucesión de etapas el significado jamás emerge
la oscura densidad se adelanta a las columnas
Araña o dios te busco detrás de tus múltiples máscaras
en tu desnudez última
quiero entenderte voz de otro desierto quiero amarte
los instrumentos tratan de revelar lo incorpóreo del silencio
inexplicables botellas encierran el gas del olvido
la cautela de vivir toma la forma de una despedida
El odio remonta el mundo aéreo de la potencia
un intercambio de energía entre el hombre-mirada y la
mujer-rostro
una nube de polvo acosa a las puertas fugitivas
el camino invisible genera rumores de río
allí donde esferas concéntricas invaden el espacio de las
grandes madres nebulosas
Más inaccesible que la voz lo existente gira alrededor del
eje vertical de la noche
la luz compleja se simplifica por su carencia de finalidad
la forma sonríe a medida que el dolor crece y así se
emancipa
los desdeñosos recurren al juego de la alabanza la hora se
hunde en el abandono
el dolor entra a formar parte de un orden cósmico y el
flujo de la fascinación
incendia los inmensos jardines.
Aldo Pellegrini
Publicado en la revista Fuego del Sur
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