“No he de callar por más que, con el dedo,
ya tocando los labios, ya la frente,
silencio mandes o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
(Francisco de Quevedo)
Libre soy de pensar, nadie limita
o establece fronteras a mi mente.
Mas esta libertad no es coherente
al nacer la palabra oral o escrita.
Recorta mi opinión, la debilita,
quien alega excepciones, obediente
al temor de una plebe intransigente,
a sus propios remilgos circunscrita.
Es virginal y etérea cada idea;
si al surgir se disfraza, bastardea
su linaje, candor, fidelidad.
¿Por qué hemos de cribar el pensamiento
para aquietar al necio, en detrimento
de nuestra confesión de la verdad?
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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