Fui al mercado temprano,
abastecí la despensa,
ya tengo todo recogidito y ordenado.
Le he pasado un agua a la casa,
me he duchado
y me puse guapo sólo para ti.
Luego, en el jardín entre las sombras
de las acacias encontré
una nota que decía:
Todo lo que se puede tocar,
acariciar,
es real,
y pensé
que las miradas de los ciegos adquieren
más belleza en los cines
de verano, cuando los adolescentes
hacen manitas en
bosques perdidos, llenos
de silencios
Del libro En la bajamar de
Pedro Javier Martín Pedrós
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