sábado, 2 de febrero de 2013

CONDENA


El secretario del juez salió rodeado de custodios. La única forma de franquear la barrera que habían formado las mujeres, apiñadas afuera del tribunal.
—Y —lo sorprendió una de ellas, que había logrado acercarse—, ¿qué se sabe de Aureliano? ¿Lo absolvieron?
—Las pruebas en su contra fueron contundentes —dijo—. Terrible.
—¡Pobre familia! ¿Cuánto le dieron?
—Cien años.
—¿De cárcel?
—No, cien años de soledad.

Claudia Cortalezzi -Argentina-
Publicado en la revista Ficciones Argentinas

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