Toda palabra tiene un ángel
una sombra protectora
de la luz indebida
de la voz parida antes de tiempo.
Toda palabra es un ángel
que cuida a otras palabras
como un guardián silencioso
de las atrocidades del sonido.
Todo hombre lleva un ángel
que a veces crece más que el hombre
y justo antes de romperse
se nos vuela en la palabra exacta.
Pecas Soriano -Argentina-
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
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