miércoles, 6 de junio de 2012

UN DÍA DE ESTOS


La crisis económica había golpeado Europa como un puño de hierro en el estómago. Allí fue cuando se empezó a hablar de marcharse. Pero, ¿adónde? Los bancos y las multinacionales controlaban todos los aspectos esenciales de la vida moderna, prescindir de ellos era imposible, las protestas callejeras no construían nada…
Pero algunos no nos rendimos; fue cuando nos planteamos marcharnos de verdad. Nos dijeron que era imposible: para ellos, quizás. Nosotros teníamos un sueño, que nos proporcionaba fuerza y alimento; todo nuestro tiempo libre estaba bien empleado persiguiéndolo, a pesar de lo que nos dijeran.
Nos intercambiamos informaciones gracias a la red, y así el proyecto cobró forma. Nos inspiramos a modelos de sociedades cerradas (Jonestown, Damanhur) dejando de un lado sus aspectos más destructivos y concentrándonos en todo lo positivo. Forjamos una estructura social, aún sólo en teoría; luego la implementamos en el proyecto de nuestra nave intergaláctica, movida por un motor de pulso magnético.
Establecimos nuestro blanco: el planeta Kepler 20f. Construimos nuestra nave, gracias a muchas donaciones anónimas y finalmente embarcamos para despegar hacia nuestra nueva vida. El apoyo de los medios de comunicación fue sorprendente: poco antes de salir rumbo a lo desconocido vino incluso una delegación de políticos y mandamás de la economía para congratularse con nosotros.
Hace tiempo de eso. Aquí no hay días ni noches, llevamos un tiempo viajando cómo planeado. A veces añoro mi Tierra, pero bueno… un día de estos llegaremos a una nueva Tierra.

Alexander Foxx (Italia)
Publicado en la revista digital Minatura 119

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