jueves, 9 de febrero de 2012

COMENTARIO

Comentario al libro OJALÁ QUE TE PISE UN TRANVÍA LLAMADO DESEO de Rolando Revagliatti

EL TRANVÍA EN CUESTIÓN

Voces diversas (¿vocinglerío?), fragmentos que deben
haber quedado entre los rieles del tranvía en cuestión, ese
al que Blanche(1) subió huyendo de sus fantasmas para
terminar en un hospicio.
Que te pise un deseo: no sé si es mi deseo. Si tal deseo
arrolla, “descuajeringa”, se torna inmanejable, no sé si lo
deseo.
Tantas voces nos ponen sobre aviso. Porque pueden
hablar de la crueldad, del sufrimiento pequeño o no, de
personajes verosímiles o no y, en todo caso, activar el
desconcierto.
El Revagliastés, poema que cierra el libro, acaso busque
desconcertarnos también, erigiéndose en tamiz, en
disyuntor de la violencia alcanzada, en suavizante del
fragor que corona.
Libro de fragmentos donde las palabras juegan con “lo
que queda” (“mirá lo que quedó”(2) cuando pasó el
tranvía) y dan vueltas de tuerca en torno a esa máquina
imposible que somos. La máquina Revagliatti, en nuestro
caso, ha forjado un trayecto que va desde el anatema del:
“ojalá te pise”, hasta el augurio de: “un deseo”. “La
pulsión me ceba al alba demasiados mates”, dice una de
sus voces.
Propongo rescatar de entre lo múltiple el verso que a
cada uno co-responde. Propongo atesorarlo.

José Emilio Tallarico -Buenos Aires-

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