domingo, 5 de febrero de 2012

ARTÍCULO


¡Romped las cadenas!

Dicen –las mayorías, como siempre- que a los veinte años todo el mundo quiere cambiar el mundo; que a los treinta sólo pretende cambiar lo más evidente; que a los cuarenta se renuncia a cambiar todo; a los cincuenta incluso se justifica la sociedad en que se vive; y a partir de los sesenta se odia cualquier tipo de cambio. Eso dicen las mayorías... razón de más para llevar la contraria.

¿Significa eso que los jóvenes son estúpidos por idealistas y que esa “enfermedad” se cura con los años? ¿Justifica esa actitud que las sociedades persistan en sus errores y avancemos, cuando lo logramos, muy poco a poco? En absoluto. Los prejuicios son perniciosos, lo que se da por sabido, más aún. Nada hay escrito hasta que nosotros empuñemos el estilete y escribamos sobre la dura piedra lo que pensamos del mundo.

Si con veinte se es idealista, con sesenta se ha de ser aún más idealista. ¿Por qué? Porque ya no hay nada que perder, sólo la vida –que ya está cerca de las penumbras- y también –como siempre- las cadenas. ¡Romped las cadenas!

Publicado por Francisco J. Segovia-Granada-

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