sábado, 7 de enero de 2012

POEMA


NAVE

A pecho abierto espera el frontispicio
el giro de la puerta de madera,
el interior, en claridad, espera
el canto gregoriano del oficio.

Satura la oquedad del edificio
ligero olor a derretida cera,
el sol perfora a chorros la vidriera,
se inicia en el altar el sacrificio.

El órgano revienta sus trompetas
con voz de apóstoles y de profetas,
la nave en luminoso fondo anclada.

Y tu nave, en silencio, se adormece,
sin música, sin luz, y no parece
capaz de abrir y autorizar la entrada.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Angeles-

No hay comentarios:

Publicar un comentario