EN HOMENAJE

Azahar homenajea a aquellos que iniciaron con ella su aventura y que ya no están entre nosotros. Pero quedan sus poemas. Te sigo recordando José María.

REFLEJOS DE LA LUNA

No sé porqué la luna me muestra esa tristeza
cuando la noche alcanza su oscura mescolanza.
Tal vez, de vez en cuando, su luz no es la romanza
que los poetas cantan rimando su belleza.

Yo miro su blancura dormir las soledades
y el mágico reflejo me absorve y acaricia,
pero su voz no llega, ni el eco hace justicia
a la ternura inmensa de tantas ansiedades.

La encuentro siempre sola, tan llena de misterio.
Como una roca aislada, entre palomos blancos.
Como suspiros yertos que rondan los barrancos.
Como una hermosa dama surgida de otro imperio.

Cual una gota inerte prendida en el espacio.
Como inmortal latido flotando en la tormenta.
Como vieja reliquia que al pecho se atormenta.
Como un desgarro al aire. Como un beso reacio.

Pero su hermoso fuego me hiere y me domina,
(quizá yo fuera el luto y no la blanca luna),
si solo ve tinieblas, sudarios en la bruna,
la redondez del mundo violada en cada espina.

No quiero que la noche desprecie su hermosura
porque su luz emite abismos y añoranza.
Pero este viejo mundo se espectra, surge, danza,
sin ver que cuando nace ya nace su amargura.

Mirar la luna es verla como un amor lejano,
no la desierta aurora que su dolor despierta.
Dejar que sola y muda se acerque hasta tu puerta
como un lucero blanco que se durmió en tu mano.

Y sé porqué la luna me pareció sin alma
aquella noche brusca de mi volcán herido.
Yo quise hallar la vida, sembrar amor y olvido
y solo hallé la sombra de mi cubil en calma.

Sí, fue como un halago de vírgenes desnudas
que en su ansiedad surcaban los celos de mi vida
y yo creí, cobarde, aquella bienvenida
que iluminara el aire de mis paredes mudas.

Hoy miro los suspiros vagar en mi ventana
como la luz perdida que me rondó aquel día
y duermo con la luna y sueño su agonía
para encontrar el alba de Dios cada mañana.

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ-Cádiz-