Cuando has viajado, a lo
largo de toda una vida,
Visitando países, contemplando
ciudades y conociendo personas.
Llegas a un punto, que no
necesitas, hacer las maletas,
basta subirte a la imaginación,
poniéndote a volar, por un
fantástico.
Mundo de ensueño, abróchense
los cinturones, va a despegar,
el vuelo, destino el cielo,
volaremos a una altura,
cada vez mayor, atravesando
nubes, sorteando estrellas,
hasta llegar a una autopista
blanca, en medio de azul cielo.
Que conduce a destino, pónganse
auriculares, les iremos describiendo,
las maravillas, del camino, el
despertar a otro, mundo, el mundo
de los sueños.
Ya estamos volando, hemos atravesado,
una gran capa de nubes, primero
grises, después blancas, luego un
limpio cielo, las aves caminan,
en formación delta.
Se van turnando en cabeza, para
atravesar el viento, las cigüeñas,
con su atillo, van entregando niños,
unos con lazo azul, otros rosa.
Vemos águilas, tomando altura,
bajan como flechas, un halcón peregrino,
impacta en el morro del avión,
su pico se clava, penetrando en
el fuselaje.
Cual barrena, del mejor templado,
acero, le costó su vida, sumarse
al crucero, ¡qué maravilla atrás,
dejamos la tierra! , una gran
esfera.
Con el mundo dibujado, se contemplan
sus colores, la cima blanca de, los
Alpes, cubiertos de nieve, corretean
liebres, blancas, de largas patas.
El sueño va llegando a destino,
por el camino, ángeles vemos,
una gran puerta, San Pedro con
las llaves, controlando pasajeros.
Has sido bueno pasas, si fuiste
mísero rico, te manda para abajo,
la riqueza, es buena cuando es,
caritativa, si no se convierte en
veneno.
Tomad nota, si un día llegar queréis,
has de amar a Dios y a tu prójimo,
como a ti mismo y cumplir los
mandamientos, para que San Pedro,
te abra las puertas del cielo.
AGUSTÍN RECIO BORREGUERO