2 DE MAYO
Se pararon todos los relojes
a las dos y sombra.
Y la libertad fue pasada a cuchillo.
Desde su viejo ventanal de madera,
Madrid la chica ¡lo vio todo!.
vio como la sombra de la caballería
avanzaba como un tifón de langostas
arrasando a su paso los campos donde brotan,
corazones como semillas palpitantes
que al ser aplastadas ¡explotan!
convertidos en metralla de sangre seca.
Las dos y sombra eran...
Y Goya desde su sombra pintaba
las medias lunas metálicas,
desgarrando las gargantas de los civiles.
A los burros llevando,
arrobas de llanto sobre su lomo.
A los muertos caminando por las calles escondidas,
sujetando su con una mano
y con la otra, toda la carne que se desprendió de la tierra.
Y a las modistillas adolescentes
cortando las entrañas del aire con sus tijeras.
De las ramas de los olivos
cuelgan torsos con su carne aun caliente
cuya piel, parece gotear sobre el suelo
como la cera derretida de un macabro cirio.
Ojos, como frutos de muerte madura
de cuyas lagrimas secas comieron,
los campesinos hambrientos de esperanzas.
y bebieron los rebaños de la sangre,
hasta dejar humedecidas sus gargantas.
De Madrid a Bailen
rugieron como bestias los tambores.
Un barritar de cañones furiosos
resonó entre las grietas de las ciudades
Como un eco perdido en el tiempo.
Un eco que repite la palabra independencia
con la voz transparente de cada muerto.
y las trompetas de la guerra tocan,
el inicio de la batalla con una melodía
que oculta con cada nota negra cientos tábanos de ceniza
que perforan con sus dientes
las sienes de quienes duermen su sueño de los insomnes
tendidos sobre el monte
mirando al infinitos con los ojos bien abiertos.
Eran las dos y sombra en todos los relojes
y los perros caminaban sonámbulos,
por las callejuelas escondidas de Madrid
lamiendo las heridas de las palomas
tendidas sobre los adoquines.
Los niños con un palo en la mano
jugaban a sacar las entrañas de algodón
a los peleles uniformados.
Los leones de la diosa tienen en su lomo
marcas de herraduras de caballos.
y en la plaza del silencio hicieron una hoguera,
para quemar las flores de lis
en una pira de bueyes con la quijada rota
y toros putrefactos.
El clavel perdió todas sus hojas,
dejando desnudo su tallo.
Convertido en una navaja toledana,
digna del mejor de los haceros.
Para atravesar con ella,
los corazones que latían fuera de los pechos.
y cortar la piel de los heridos
que perdieron su pulso y su grito de arena ,
en medio de aquel fragor de cañones enmudecidos.
Donde el clavel dejo a la vista su esqueleto
en medio de un jardín,
donde brotaron pezuñas de caballos.
Y Madrid desde su balcón abierto
vio pararse todos los relojes a las dos y sombra.
Anunciando la muerte de la libertad.
Mientras Goya desde su estudio,
Pintaba con luces apagadas y negros colores
todo lo acontecido.
Como si su pincel fuera el objetivo
de una cámara fotográfica
que inmortalizara con cada brochazo,
cada milímetro de piel,cada gota de sangre,cada llanto
seco sobre el rostro de los que dejaron su sentir,
sobre las calles,los montes,y los campos.
y él un reportero gráfico,
que quiso hacer inmortal aquel 2 de Mayo.
QUE VERDES ERAN TUS OJOS
Que verdes eran tus ojos.
Tan verdes,
Como todos los arboles de la sierra.
Que dos campillos verdes sin horizonte.
y que profundos eran,
Tan profundos como el útero de la madre selva.
Eran tus ojos, niño salino de piel morena.
Dos laberintos verdes,
donde infinitamente yo me perdiera.
Debora Pol.