Nuestros aborígenes, nuestros ancestros,
exiliados en su propia tierra,
tatuados con ojos hierros ardientes,
maldición de injurias ajenas,
elíxires de olvido, memorias de historias verdaderas.
Milenarias lenguas indígenas acalladas:
Mixtecas, Guaraní, Quechua, Chibchas, Mapuche
Otomí, Aimara, Sikuanis, Caribes…
secretos resguardados en tiempos perdidos,
nos cuentas mitos, calendarios, rituales de cosechas,
de amores con la madre tierra, Pacha Mama.
Por miles asesinaron sus cuerpos,
jamás las espadas y hogueras… sus almas,
envenenaron sus aguas puras, maizales,
en mil azotes de sed y hambrunas,
mitas mineras, plantaciones, servidumbres,
lejos de sus críos, climas ardientes de látigos y cadenas,
soledades del alma, llamaron cuervos de muerte,
Aztecas, Araucanos, Chachamocos, Kunas,
Charrúas Guaranís, Chibchas, Guahibos y otros,
bebieron del viento andino, peces de maíz andino,
dioses de lejanas nieblas, regalaron esencias de saberes,
lluvias doradas, portales del cosmos eterno,
calmaron hambres y fríos, recobraron memorias idas.
Repitieron la historia, los nazis,
fogatas gigantes… quemaron libros,
holocaustos de hornos… mujeres y niños.
Frailes misioneros, capitanes, virreyes,
en pilas de cedros ardieron, las músicas sagradas,
de sinfonías, de vientos andinos,
quenas, charangos, flautas, tambores y ocarinas,
también las danzas, querían desaparecer su memoria colectiva,
rituales espirituales, que laboran con amor la vida,
de cosechas, cazas, pescas, sanaciones,
amores pasionales de bellezas indígenas.
¡Oh!... indolencia miserable,
de desprecios y de olvidos,
persecuciones, humillaciones,
pasos, voces, sueños ancestrales, satanizados,
en suplicios de tormentos corrompidos.
Machupichu, jardín del cielo en los andes,
terrazas construidas con manos callosas maduras,
florecieron colores fértiles, en tierras muertas,
consejos de ancianos y matronas,
democracia indígena, hoy perdida,
nunca arrasaron bosques, ni violentaron tierras,
jamás lincharon aires y aguas puras,
ni aniquilaron el cóndor, águilas, osos y lobos.
Extranjeros de armaduras o camuflados de fusiles
saqueadores de minerales de madres tierras
oro, plata, diamantes, ahora negro petróleo
todos sus tesoros van manchados de sangre
se llevaron todo… la memoria aborigen
en blasfemias de injurias, de injusticias
dejaron desolados campos desiertos
dejaron la pobreza y las ruinas
mil casinos de apostadores
licor a borbotones, placeres de besos comparados
corruptos y sicarios regalados.
San Antonio puesto de cabeza, Santa Barbará bendita
quieren borrar a Shango, trueno y fuego
Ogún, Dios de oro y sol.
Hoy, imperio del Dios Tiempo, Dios de los progresos
sin tiempo para amar en los poemas
sin tiempo para mimar a nuestros hijos
para vivir en las ternuras y caricias de la piel…
Lloro lágrimas de alma pura
arañando la memoria verdadera
recuperando la historia de la historia
de los 520 años… vedada y prohibida.
Álvaro Álvarez Rojas (Aprendiz de Poeta) -Colombia-