miércoles, 2 de enero de 2019

EN TI…ENCONTRÉ MI POESÍA…


Con el tierno regalo de tu dulce compañía… lograste que redescubramos la infancia… rearmando la adolescencia… Como un puente… que me conectó a ti… a mi edad adulta y solemne…
Poblaste mi páramo… hecho huerto… regándolo con tu germen de alegría…
Ave fénix… que resplandeces como un cristal de nieve… fragmentado en la eternidad…
Te invoco… en nombre del amor… de la piedad o del perdón…
Como un talismán… que al acariciarlo… pueda realizar los sueños más deseados…
¿Quién se animará a separar tu sangre de la mía?
¿Quién se atreverá a romper la tensa cuerda que une nuestra lejanía?
El amor no te busca… el amor no te llama… es que la flor desprendida… no retorna a la rama… Esta ilusión mía… es como un espejo… Que cuando se empaña… opaca su reflejo…
Si ella es la estrella de una noche sola… quiero acercarme a su orilla…
Para ser en su playa… la primera ola…Tendimos un puente… entre dos corrientes… Que el agua las une… y a la vez separa…
Aletargado, por un corazón que se encoge en las sombras de un sueño imposible; que lo cubre todo, como un eclipse universal del alma, que agota el aliento hasta un punto, en que se unen el infinito y la esperanza de ser la verdad, la luz y la vida…
Toma sólo un minuto “estar” con alguien, una hora para que te guste…
Y un día para enamorarse… Pero toma toda una vida olvidar a alguien…
Te pienso… Te espero... Me parece verte llegar entre nieblas celestiales…
Hasta siento tu presencia... Que me cubre y me rodea… Con tus brazos huidizos e inestables…Te me esfumas... Naces junto al Sol... ¡Tan lejano! Y te marchas con él… en el ocaso...
Te acordarás algún día... de este hombre extraño... Que te ha besado en la frente… para no hacerte daño… ¿te acordarás algún día... de este caballero errante? Un profesor de horas lentas… pero con alma de estudiante…
Sólo el amor puro es capaz de discernir el buen sentido del hacer y del pensar, del decir y del creer. El silencio, la soledad..., son como bálsamos en un desierto de angustia. Me gustan los lugares tibios, llenos de paz, para compartirlos con quien simboliza mi presente, mi realidad y mi esperanza: Tú…
Duerme, mientras yo juegue en tus sueños. Soy un fugitivo solitario que rozó tu piel, que te dejó una herida abierta. Creciste sin olvido ni palabras, sin rumores, como un fruto recién abierto. No fuiste extranjera, ni a mis palabras ni a mi sentimiento.
Ahora, en el silencio, sos como un puñado de estrellas en el entresueño de una noche lenta. El calor de tus labios, que como olas horadan la roca, las lágrimas que resucitan la fe dormida. Embrujo hambriento que me arranca de mi letargo, para entrar en la verdad de las cosas invisibles. Soplo de sueños, que se derrama en un azul infinito, lleno de lirismo inevitable. Ojos que palpitan la bondad, que florece inagotable en el verso, motivo de mi “dar”.
Tremendo esfuerzo, el de liberarme, lucha eterna que marca a fuego mis heridas invisibles. Inmensa búsqueda, de encontrar la fuerza de creer en la posibilidad de renovarme, de tener paz y llegar a la alegría esquiva, de vivir la ilusión de construir sobre la nada, más allá de las lágrimas.
Indescifrable melodía, la de sentirse juntos, irresistible fuerza que arrastra, a la complicidad... y que sumerge en la simplicidad de justificar la vida con tu dulce compañía, hasta multiplicarse más allá del tiempo...
Me duermo pensándote... Me duermo esperándote...Te sueño... Y en mi sueño... abrigo la convicción de que en TI… ENCONTRÉ MI POESÍA...

Jorge Daniel Pérez -Argentina-

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