Besemos la mirada sin perder
tiempo, cae mi caricia tocando
en tu ventana, abre la puerta
sin resistencia y deja mi lengua
descansar en tu boca fresca,
no me pidas versos cuando
solo quiero silencios, no
esperes calma porque arden
mis deseos por tus brasas,
seamos leña seca en candente
espera.
Abracemos los suspiros, retenlos
en tus labios, devuélvemelos
cuando mi aliento los reclame,
desabotona la prisa, desnuda
la risa, arráncame la ropa
pudorosa que estorba y sabrás
recordar mi nombre mil veces,
seamos habitantes del mismo
grito, corceles galopando sobre
pradera bronceada por los deseos,
amantes desesperados bebiéndose
sin acatar lógica alguna.
Deslicemos las manos recogiendo
el puntual erizo, sea libre en la tierra
donde los gemidos no huyen, suelo
mojado y placentero, río sin cauce
inundando los sentidos, besos
insistentes arrastrando el cansancio,
latidos acelerados disfrutando
el encuentro, amantes desesperados
amándose sin pensarlo, solo sintiéndose,
ágil momento que paga lo que sufrimos
por dentro, premio de la vida prendernos
en las llamas de un cuerpo.
Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-
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