Me quedo con mis presentimientos
y mis pedazos de nube,
con el árbol que hace raíz en mitad de la noche
y desnuda a mi soledad,
con el gorrión que no aprendió a volar
y feneció a espaldas del rocío,
con los miedos valientes que toman mis manos
y sostienen sus temblores,
¡Me quedo sin nada!
sabiendo que añorar todo
es garantía de vacío.
Me quedo con el mapa que delineó mi vida
en los ríos de mis venas
senderos duros sin antifaces derramando revelaciones.
¡Con las rodillas ensangrentadas!
sabiendo que nadie llega lejos sin caerse
-heridas que hay que beberse- decía mi madre.
Me quedo con las batallas perdidas
porque las ganadas me enseñaron muy poco,
con la llovizna que entumece la claridad del cielo
devorando las gotas que callan mis mejillas,
con el simulacro de los jirones húmedos que tuve como promesa,
caudales de sueños que se durmieron en mi boca
llenándola de pájaros fugitivos.
Me quedo y me iré en silencio,
con los dedos entrecruzados
y descalza.
Scarlet C
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