sábado, 20 de octubre de 2018

LA GUERRERA…


Le vieron pelear altiva, sanar sola sus heridas, sin mostrar nunca su fatiga, sola se acurrucaba en su cama en la oscuridad sollozaba.
Creyó en el amor aunque cobardemente apuñaló su espalda, los ángeles espíritus ausentes, nunca le acompañaban, no fueron guardianes de nada.
Escondía el rostro entre sus manos, cuando el dolor la abatía, enterró a sus muertos y guardó su memoria dentro de ella, creó un altar para mantenerlos vivos, a veces los invocaba cuando de sentía perdida.
Persistió en su lucha entre letras, amores desamores, amó sin reserva, se entregó como ninguna, regaló placer sin límite, hizo enloquecer de placer a quien eligió en sus noches serenas.
Fue amada, aplaudida al regreso de sus guerras, fue también perseguida, acosada, censurada y juzgada, (COBARDE HUMANIDAD QUE SIEMPRE NOS LASTIMA)
Se enfrentó a la muerte, con sarcasmo de sus sentimientos y de su dolor rieron a carcajadas.
Nunca se arrepintió de vivir, ni de entregar su alma, porque bebió de la pasión, como se bebe el dulce néctar de la caña, aunque el amor muchas veces la dejó sin nada… Aun así vio transparente y bella su alma, no sintió pena de amar, solo los muertos no aman, secó esa fortuita lágrima, encaminó sus pasos hacia la montaña, dejó que la besara el viento, dejó que su corazón hablara, recordó tranquila sus innumerables batallas, desempacó sus tristezas, sus penas, sepultó los malos recuerdos y decidida, partió a buscar sonrisas, un amor que la acompañara, besó la libertad de su pluma cuando su voz callaba.
Ligera de equipaje siguió su camino por esa selva humana que alguna vez la hizo sentir alabada y que hoy..., la condena al olvido, sin remedio la devora, le da la espalda, se propuso entonces actuar con indiferencia ante quien olvidó su cariño, se fue a continuar con su vida, porque ella es amor, libertad, viento, pasión que aun algunos reclaman.
Ella… la guerrera que entrega letras y sonrisas, nunca caerá vencida, volverá en cada viento, en cada sonrisa, en un verso escrito, cualquier día, cualquier tarde, cualquier noche de luna, como siempre…¡Enamorada!

Martha Lombana -Colombia-

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