Nos amábamos.
Sedientos nuestros labios
de madrugadas y noches azules.
Nos amábamos a escondidas,
En los espacios gélidos del
viento del norte.
Cuando los valles esparcen
bajo la tierra sus semillas de flores.
Entre madrugadas de versos.
En la esfera de un reloj inerte,
nos amábamos.
Unidos en la intimidad,
Desnudos de prejuicios.
Flotando entre notas musicales
que traen y devuelven al océano
las agitadas olas.
Nos amábamos, sí.
En la quietud y el silencio,
En las horas cerradas de noches
de intimidad intensa, sí
nos amábamos.
La madrugada melancólica robó
un mal día a los amantes las horas,
las noches azules, la desnudez y el fuego
de aquella remota alcoba…
Aún así, nos amábamos.
Juana Campos Cortés.
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