miércoles, 31 de octubre de 2018

365


Mora el árbol sin hojas
sobre la estepa dormida,
sabe que dos amantes
han buscado su refugio
en la noche oscura
que solo el tacto redime.
Vuelve el viajero nocturno
a relamer sus heridas,
aquellas de amor profundo
que entre las alas vencidas
anida una noche de otoño,
para encontrar su destino
en otro bastión de nubes.
Siempre que nace un ángel
titila una nueva estrella,
marcando el rumbo del aire
que fue expulsado en un beso
y en su camino derrama
latidos de nuevos cielos.
No puedo cambiar el tiempo,
que en su largo andar desangra
en lagos apaciguados
por cataratas de sueños.
En mundos pulsando esencias
soy solo un punto perdido,
que lucha por derramarse
como una lluvia de letras,
ya que no tengo más nada
alzar esta voz al viento,
algún día verá mi aliento
comulgando viejos silencios.
Este errático devenir,
me dará otra vez el sustento
por algo que valga la pena,
y algún amor rescatado
o simplemente una vena,
que abra caminos nuevos
para pisar las estrellas.

José Luis Gareis -Argentina-

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