Todos eran felices en el barrio de la alegría,
las penas siempre quedarán detrás de las cortinas.
Algunas lágrimas de una madre se escapaba pero nunca se revelaba.
Los amigos eran hermanos,
los hermanos todos vestían iguales.
Los vecinos eran como familia,
todas las puertas estaban abiertas
corríamos de un lado para otro,
oliendo a berza y caballa fresca.
Nuestros abuelos fumaban tabaco liado,
sentados en la puerta de la casa, mientras las abuelas doblaban la ropa recién planchada.
Con un balón jugábamos quince chicos,
las chicas con cuerdas y elásticos saltaban toda la tarde hasta agotarse.
Todos los días al salir de clase
cogíamos nuestro trocito de pan con chocolate,
éramos tan felices que merendábamos en la calle.
Los veranos eran especiales
jugando al fútbol éramos los mejores.
Nuestras chicas por supuesto las más guapas nos enamorábamos todas las semanas.
Íbamos al cine para cogernos de las manos,
y sin hablar ya éramos como novios.
Cuánta alegría corría por esas calles
ése era nuestro barrio.
"El barrio de la alegría"
Donde todos hemos crecido y allí dejamos nuestra infancia.
Allí tenemos nuestros secretos,
en esas calles donde fuimos los más grandes.
En aquellos felices años.
Manuel Franco García
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