Las hojas muertas de un jardín vacío
en este otoño cuyo frío muerde
son el preámbulo de un invierno impío
crudo y letal como la propia muerte
La bruma que se tiende cual cortina
se esparce y se torna impenetrable
y la luz que antes era cristalina
me muestra sólo escenarios miserables
Y tras la bruma, la lluvia pertinaz
fina como el rocío de la mañana
me despoja de mi pésimo disfraz
de apóstata barato y mente enana
que tirita en su último reducto
cual ave negra carroñera y rapaz
ANTONIO SÁNCHEZ R. -México-
Publicado en la revista Trinando 9
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