miércoles, 26 de octubre de 2016

EL ANOCHECER EN LA ISLA DE GOTLAND


“¡Ah, todo es tan perfecto!”
Me siento sobre el pasto, la amargura – cual marea alta en los pies –
inunda las cuencas de los ojos.
La lejanía es una ola vieja, la cercanía es una ola joven,
gaviotas se posan en el arrecife cual si
bajo sus patas tuviesen la cúpula de una iglesia.
Se desvanecen en el crepúsculo, entonces las estrellas brotan
sobre nuestras coronillas.
Nada falta:
suave brisa, pasto, sol poniente y mar abierto.
Nada falta:
paz y plenitud, calma y campanadas de iglesia al anochecer.
“Perfecto” hasta el rechazo. Estupefacta
de no tener al lado a padres e hijos,
a la bulliciosa calle bajo mi casa:
una felicidad tan impura
expande la sombra de mi vista…
Como si fuera un desprecio involuntario:
para ti, el satisfecho y sólido sol poniente del Mar Báltico,
yo soy una forastera,
una desconocida de corazón sombrío que viene de China.
El crepúsculo de Gotland lo convierte todo en una pesadilla.
Es cierto, no hay un paisaje más gélido que éste.

Lan Lan 蓝蓝 -China- (Traducción de Radina Dimitrova)
Publicado en Periódico de poesía 91

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