Amigo que me escuchas. Mujer que tal vez me intuyes.
Lo que vengo publicando de Don Genaro es desglose de los días que compartió sus conversaciones. Pero una tarde en particular pareció sumergirse en profunda retrospección de sí mismo. Me di cuenta algo ocurría. Preste atención. Comenzó hablar como recitando -fue más que eso- no sé si directamente mí aunque estaba a su lado. Durante casi cuatro horas permaneció con los ojos cerrados, de vez en cuando los entreabría y parpadeaba, dándose un respiro. Comencé a escribir procurando seguir cuanto iba diciendo con la preocupación se agotaran mis hojas en blanco. Hubo dichos que a los años llegue a considerarlo casi “proféticas”. Nada de lo publicado hasta ahora refirió a esa singular conversación. Sin embargo considerando lo que haciendo, decidí extraer ciertos pasajes. Los cuatro fragmentos que serán publicados en los siguientes días, están relacionado con lo sucedido esa extraña tarde. Lo que dijo este hombre en especie de “transe” que permaneció cierto tiempo.
Con mi afecto y gratitud
José Revello
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