Madre, recuerdo esas caricias
cuando niño tú me hacías
con tus bellas manitas heridas
por el arduo trabajo de la vida.
Ahora ya no estás a mi lado
cómo aquella brisa del mar
te fuiste un día desolado.
En mis noches solitarias busco
tu perfumada cabellera besar
bajo incesante invierno brusco.
Leonardo Del Pino -Perú-
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