Ese suave degustar
en mi piel, de tu lengua y tu boca
tanto placer me provoca
haciéndome disfrutar
lo que no había sentido,
juro que soy convertido
por ti en cadencia loca.
Ésa, tu boca consentida
resbalando en mis oídos,
alterando mis sentidos
de una manera atrevida
me excita hasta lo infinito,
es un placer exquisito
que nunca había sentido.
Y si tu bajas, de hecho
con tu lengua hasta mi cuello,
me haces sentir lo bello
que es sentir en mi pecho
tu calor que me da vida,
y el deleite me convida
a quemarme en tu destello.
Mi deleite no se frena
y mi sed de ti, no mitigo
cuando tú, al sur de mi ombligo
haces tu dulce faena
de convertirme en tu antojo,
yo, tu humedad recojo
pues de ella soy testigo.
Me excitas a lo infinito
al verte tan enfrascada,
gimiendo y muy alterada,
y casi, casi en un grito
no paras, sino que aumenta
de degustar cual tormenta
de éxtasis muy bien lograda.
ROBERTO BATISTA PARGAS -Cuba-
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