La memoria, como un archipiélago de bellos colores, en su extenuado vagar, sabe que a veces, en el lado más recóndito, surge la chispa de la despreocupación y busca refugio en el recuerdo de las lágrimas que nadie conoce. Parece que la vida no pelea los desencuentros pero hay cofres que el corazón no puede esconder aunque sea el fulgor de un verso la chispa del no olvido.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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