Una mañana al despertar abrí mi ventana y
observando cómo filtraban los rayos del sol,
sentí que las alas de mis pensamientos cruzaban mares,
trepaban castillos, subían valles.
Mis mariposas volaban y las sonoras notas
del canto de los pájaros revoloteaban.
Y aferrada a las ondas que producía el murmullo del viento,
miré el cielo y sonreí…
Agradecí a la vida haber encontrado,
en el recinto sagrado, al escondido arroyo
donde se baña la imagen
esbelta y airosa, con su aureola de ángel.
Desde entonces…
¡Soy Reina y ayer…mendigo!
Susana Borchers de Cassani
Publicado en el blog poemasenanil
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