La cepa anclada
en tierra llana
agita su corteza
en curvas agrietándola.
El cuervo que la observa
hunde sus alas
decepcionadas
en la tierra mojada
como plantándose.
Por un instante
cepa y cuervo se encuentran
ida y vuelta en un canje
de cuerpos, en el trance
de una transformación
que un ruido de motor
y una metralla
de gravilla arrancada
a la cuneta obró:
la cepa se dio al vuelo
del cuervo que encepó.
Juan Carlos Marset -Sevilla-
Publicado en Periódico de Poesía
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Hace 10 horas
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