El frío que siente el cuerpo
se puede abrigar
con una estufa de lana,
pero el frío que siente el alma
es cosa imposible para el sol,
no hay calor más humano
que amar a un animal.
Jhon Francis Peña Arévalo (Perú)
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
miércoles, 23 de octubre de 2013
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