aquel poema que habla de cuando solíamos
venir al centro comercial con los niños,
en las tardes de domingo/
me he sentado en el mismo lugar para ver todavía
si entras o sales, o alcanzo a verte a lo lejos
probándote blusas para el próximo verano,
pero me doy cuenta de pronto que aquel que escribió
el poema y éste que lo recuerda ya no son
el mismo hombre // quisiera poder decirte, decirme
en qué he cambiado desde entonces, pero no podría,
todo es tan confuso y hay tanta gente que entra y sale,
incontables manos y pies, que no podría
en una mañana como ésta decírtelo/
sólo recordaba con claridad aquel poema y al hombre
que lo habitaba aquí mismo sentado como estoy ahora,
esperando que tu mano me toque por el hombro y me diga
que todo ha sido una mala pasada, que no es cierto
que te haya perdido nunca para siempre y que
es hora -tarde ya, sí- de volver
a casa
Rogelio Guedea -Nueva Zelanda-
Publicado en Periódico de Poesía
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