…Pero claro, cómo no lo entendí antes, es muy fácil: sólo tienen que prometer; y, como somos niños, debemos creerles…
…¿Creer?...
Si me esfuerzo un poco más tal vez mis ojos lleguen a distinguir algo en esa inmensidad, pero… ¿y si con tanto esfuerzo mis brazos se duermen; y si mi panza ya no quiere quedarse tranquila y siento hambre?...no importa, voy a resistir; tengo que hacerlo.
Que suerte que está cerca pero no me toca, porque no podría soportar el roce de su piel; es tan pequeño, sólo está tratando de hacer lo mismo que yo. A veces no sé si piensa o solamente usa mis ideas para hacerlas propias.
No voy a girar mi cabeza, no voy a mirarlo, pero apuesto a que está en la misma posición que yo. Pero hay algo que no es igual, ese algo es mi enojo; sí, estoy enojada, y ¿Qué me importa?
Él prometió volver; pero el tiempo pasa, los inviernos se van y dan paso a este infierno que quema y no hago otra cosa más que buscar en el horizonte… y él no llega…
Tal vez se olvidó de nosotros, tal vez no se acuerda de mí, o quizás olvidó mi nombre, ¿sabrá que lo espero? ¿Sabrá que no podemos hacer lo que hacen los demás porque él no está?…
¿Y si no viene? Entonces… qué vamos a hacer. Este niño seguirá siempre copiando todo lo que yo hago, o alguna vez tendrá una idea propia…
…¿Volverá?...
Silvana Petrinovic – Ezeiza
Publicado en el blog poemasenanil
No hay comentarios:
Publicar un comentario