I
Vivo bogando y bogando
en tu mar de amor sincero,
es tan grande el aguacero
que, no sé cómo ni cuándo
dejar de vivir soñando
en ese imposible amor.
Te pido fuerzas, ¡Señor!,
para ir llevando este peso
de AMOR, que me tiene preso
en su estrecho corredor.
II
Dicen que soy soñador,
tal vez puede que así sea,
mi amor en ti se recrea
admirando tu esplendor.
Desde que ayer tu verdor
se me escapó de las manos
aún sus latidos lejanos
constantemente me llegan;
y aunque sea en sueños riegan
mis tejidos más cercanos.
Manuel MEJÍA SÁNCEZ-CAMBRONERO -Ciudad Real-
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