viernes, 22 de febrero de 2013

EL SEXO DE LOS ÁNGELES


Sobre el asunto del sexo de los ángeles, se cuenta un ejemplo de la vida del beato Timoteo.
Discutían cierta vez el hermano Heraclio y el eremita Ciriaco esa espinosa cuestión. El monje afirmaba la masculinidad de las criaturas celestes, en tanto el cenobita sostenía la condición hembril.
Presente estaba Timoteo, ciego ya por aquellos años. La voz popular atribuía su carencia de visión al deseo del Señor de impedir que su vasta sabiduría creciera aún más, con lo cual le evitaba las tentaciones de la vanidad.
Tras horas sin ponerse de acuerdo, los polemistas pidieron opinión al sabio Timoteo. Él suspiró, y dijo:
—Conozco el sexo de los ángeles. Pero no debo decirlo a nadie.
Heraclio y Ciriaco le suplicaron tanto que el sabio explicó sus razones:
—Hace poco tiempo presencié un hecho que no me dejó dudas acerca del sexo de los ángeles. Pero ese
conocimiento es un secreto vedado a los hombres, por tanto mi sentido de la vista pecó al proporcionármelo. Y fui castigado con la ceguera. Temo que si revelo esa verdad ahora, ustedes
quedarán sordos. Un pecado tal Dios lo castiga con la pérdida de la parte pecadora.
El monje y el eremita, ansiosos por ampliar su conocimiento sobre las cosas divinas, insistieron aun más. Después de mucho implorar, persuadieron al erudito de que les revelara media verdad, pues la mitad de la verdad les bastaba para deducir el resto, utilizando la razón y el entendimiento que Dios les
había dado. Y como media verdad no era verdad entera, no perderían elsentido del oído, o quizás sólo de un lado.
Timoteo sonrió, y les dijo:
—Está bien. Pero escuchen bien, porque sólo diré una vez que el sexo de los ángeles es el opuesto al de los demonios.
Se dice que poco después Heraclio y Ciriaco enloquecieron.

Juan Pablo Noroña (Cuba)
Publicado en la revista digital Minatura 124

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