2786
Vas sola por la calle. Si tropiezas,
¿quién logrará impedirte la caída?
Y también yo voy solo a mis asuntos,
idénticos afanes y flaquezas,
esquivando los golpes de la vida.
Dame la mano y caminemos juntos.
2787
¿Cómo es la soledad, que me acompaña
siempre en tu ausencia,
sin dejarme estar solo, y no la veo?
Amante posesiva, me regaña
por esta persistencia
de mantenerte en mente y en deseo.
Si pudiera eclipsarte,
ella también se mantendría aparte.
2788
Me tomó de la mano. Dijo: Vente.
Y me dejé llevar, no sé hacia donde,
ni con qué fin. Sin carga de promesas.
Se detuvo a besarme, de repente.
Le pregunté qué tal, y me responde:
Nadie logró besarme como besas.
Y yo se lo creí…, por un momento.
Hicimos el amor, y lo creía
sólo un poquito más. Me parecía
ser hoja seca en ráfaga de viento.
2789
Este jardín te agradaría. Tiene
la paz serena del edén desierto,
con su fruto prohibido, que se obtiene
manteniendo tu afán al descubierto.
Ni disfraz se tolera, ni exigencia.
Llegar, pedir, gustar, y solazarse.
Ah, las frutas maduras, en urgencia
de luz y llamas antes de apagarse.
2790
Recíbeme, mujer, que traigo tanto
para ti que la alforja me rebosa.
Raíz tengo de lirio y me trasplanto
sobre parcela cálida, musgosa.
Abre tu surco pródigo, fecundo,
fin de ruta para este vagabundo.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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