Dos palabras que se encuentren en la noche
y una a la otra
se dejen mudas de estupor.
Dos o tres palabras
que en una mesa
planeen
robarle a muchos para darle a todos.
Cuatro o cinco palabras sucias
enredadas en colchones de hollín
en cortinas de sangre
manoseándose
confundiéndose
Unas cuantas palabras azules
que evoquen, al bailar
el aire que respiran los pañuelos en la zamba
el paso de la liebre escapando al ojo
fiero de las armas
Una sola palabra
que no diga nada
Y yo
mirándolas absorto.
Leyéndome.
Raúl Feroglio -Argentina-
Publicado en la revista Con voz propia 52
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