Es terrible verte cada noche cuando cierro los ojos ante el cansancio que me vence. Me he convencido de que el pasado será siempre mi presente y el futuro estará también marcado por ti, de tal manera que seguiré sintiendo miedo y asco.
Ni siquiera sé cuando empezó todo. Aún mis rodillas permanecen frías del contacto con el suelo. Mis dedos conservan las marcas de las uñas que se clavaban en ellos mientras enlazaba mis manos para rogar que no se abriera la puerta de mi habitación. Y ese olor, odiaba aquella fragancia. El aroma de tu aliento alcohólico está guardado en la memoria de mi olfato.
Publicado por
MARÍA JOSÉ BERBEIRA RUBIO (Castelldefels) en su blog dondehabiteelolvido-airama
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