A mi amiga, la Muerte, yo la llevo
casi siempre guardada en el bolsillo;
dondequiera que voy le saco brillo
hasta dejarla lisa como un huevo.
Cada día que nace me promuevo,
conversando y bromeando con la Muerte
(no sé bien si Ella tiene mucha suerte
o soy yo quien la Vida me renuevo).
Pues morir me parece un gran acierto
(sobre todo si el vivo ya esta muerto,
porque al ego le espanta el triste olvido).
Y por eso hice un trato con la Parca;
ni vasalla le soy, ni Ella es monarca:
somos piezas de lo Desconocido.
Ivonne Martín, EUA-Cuba Del libro: Sonetos de la buena muerte
Publicado en la revista Carta Lírica 40
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