El árbol mira cansado
el atardecer de un día
sueña, raíces al aire
caminatas infinitas.
Mira celosa la flor
su altanería, envidia
-hoja yo quisiera ser
y otear desde allí arriba-
Al paso grita el pulgón:
-¡cambio caminar errante
por altanería presa
o por color chispeante!-
Celia Martínez Parra. España
Publicado en la revista Oriflama 17
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