viernes, 6 de julio de 2012

AL ADIÓS DE PABLO LEÓN


El Maestro, ha silenciado,
la décima no quería
que se fuera todavía,
pero él estaba cansado,
El aire está saturado
de la voz de su garganta,
y como no se levanta
debido a su última suerte
desde su vida en la muerte
en el silencio nos canta.

¡0h! Maestro, solos quedamos,
tu adiós tristeza nos deja,
perdió su mejor abeja
el colmenar donde estamos.
Pero cuando en ti pensamos
el cordaje de un lucero,
musicaliza el sendero
por donde andarán tus pies
y se hace el mismo después
de rimas un semillero.

Germán Henríquez, EUA-Cuba «El Poeta de las Palmas»
Publicado en la revista Carta Lírica 40

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