Tu dama me hizo vibrar,
me sacó de mis casillas
y me tiemblan las rodillas
cuando lo vuelvo a mirar.
Como me fui a dormitar
pensando en su horcajadura
tuve un sueño de locura
y cuando me desperté
toda mi cama encontré
empapada de ternura.
Me rebosa la alegría
al mirar su linda cara
y pienso: si respirara
¡Oh! ¡Cuántas cosas le haría!
De pronto al ver a esta tía
muy tumbado me dejó
y tanto me impresionó
por todo lo que ha mostrado
que hoy me encuentro más turbado
aunque no respira, no.
Evelio Domínguez. Cuba-España
Publicado en la revista Oriflama 17
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