NI HAY NADA QUE ESPERAR
Sólo este cielo y este mar
son
verdaderos.
Esta arena suave.
Sólo este cuerpo nuestro
es real
concreto.
No hay nada que esperar.
Abandonémonos a los juegos
más hermosos
gocemos
gocemos
en toda la grandeza
de este sol.
Corramos, corramos felices
junto a esta vela
que ahora nos atraviesa
la mirada, la carne
y nos las acaricia
con el silencio
del perfume y el candor
del pétalo de magnolia.
FERRUCCIO BRUGNARO-Italia-
jueves, 2 de febrero de 2012
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