Bajo el embrujo de tus labios, vida mía,
y en la tersa nostalgia de tus besos,
pernoctaron los míos, limerentes,
y en tus brazos y caricias fui tu fuente.
Bésame en el desierto de tu boca,
bésame en el pudor de tu misterio,
ámame en las aguas de lo etéreo.
Porque,
amor de mis labios solos,
el beso es el embrujo de las almas,
crepúsculo y aurora de mis mieses,
hoguera de mi piel y sus derroches.
Bésame, con tu beso enamorado,
con tus labios acaecidos en el flujo,
e influjo,
de la ansiedad de mi boca.
Porque,
un beso es el misterio de los soles,
ósculo de ríos sollozantes,
destino de amores y amantes.
Bésame, amor mío,
como se besan las aguas de los mares,
como se besan los mirtos y las aves,
como me has besado tú,
en el altar del río.
Hortencia Aguilar Herrera -México-
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