Me acompañaba aquella triste melodía en una noche cualquiera,
unos cuantos cigarrillos y un vino tinto muy amargo,
el piano era lo único que adornaba esa casa vieja,
entre tantas telarañas, entre ese olor peculiar,
entre tantos recuerdos abandonados y poemas guardados,
Ahí me encontraba yo, como un adorno más.
Adoptada por las ánimas vagabundas del crepúsculo,
las lágrimas ya formaban parte de mi maquillaje,
mi cuerpo llevaba heridas causadas por las espinas del amor.
Despechada bailaba sin ritmo de un lado a otro,
carcajadas por aquí, llanto por allá pero en fin, eran mis acompañantes.
Tarareaba en voz alta esa canción que tantas veces me dedicaste,
solo era una melodía para ti,
para mí, era un boleto al amor,
eso pensé, me equivoqué, era un boleto de primera clase al infierno y cuando le presté atención a esa canción,
después de tantas veces repetirla,
ya había un hueco hecho por ti.
Siete pies bajo tierra y yo aún creyendo en un amor fantasma,
¿Cuándo y cómo sucedió?
Nadie sabe, era su secreto y como todas las noches,
a la misma hora, el mismo coche se detiene en esa casa abandonada,
el piano comienza su melodía, la botella de vino se destapa,
los cigarrillos se encienden y yo,
de un lado a otro creyéndome viva y tú,
observando mi fantasma.
Jeannette La Poeta Gótica -Estados Unidos-
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