Mis manos están ávidas
de la caricia ausente ,
no tienen ni mar ni peces,
enmohecidas hélices de sirenas,
arrinconadas y heridas.
No hace mucho,
transitaban por tu cuerpo,
como palomas.
Reían en tus labios,
se mecían en tu pelo,
le cantaban a tu pupila distante,
cuando te quedabas quieta
en el risco de mi párpado.
Decidiste cercenarlas para siempre,
las volviste inmóviles, sin peces ni mar.
Ahora están olvidadas por tus horas,
no vienes de ningún lado a rescatarlas .
Mis manos sin ti ya no son palomas,
son quejas pegadas a un difunto .
Norma Perez Jimenez -México-
No hay comentarios:
Publicar un comentario