Solo tú. Siempre tú.
Lloran mis ojos,
¿le quiero?
Respondiendo mi corazón
con un¡sí grandioso!
¿Amarle?
No le dejaré nunca
como olvidado.
Aún pensando en otras cosas
estoy aprendiendo
a amarle aún más.
La semilla del amor germinó
dentro de mi corazón,
de sus miradas, sonrisas, palabras...
creciendo el amor...
¡convirtiéndose en pasión!
Y en mi soledad inmensa
de quererle,
cada noche le recuerdo
al apagar la luz
en el lecho...
¡suspirando por su amor!
Mas, miro a la derecha
miro a la izquierda,
¡me guío por mi corazón!
Marina Peralta Ortiz -Granada-
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