Me hacen falta las caricias
de quien me eriza la piel,
aún sin tenerlo cerca
aún sin haberlo tocado
aún sin poder besarlo
como lo hice una vez.
Me hacen falta las palabras
de quien me excita al oído
de quien dice que me ama
y sueña yo sea ese nido,
donde él pueda descansar
donde desfogue sus ganas
donde duerma placentero,
donde él mire sus mañanas.
Me hace falta el abrazo
de quien me estrechó en su pecho
de quien me amó con palabras
de quien me llevó a su lecho
y endulzó mis madrugadas
con sus abrazos y besos.
Me hace falta la presencia
de quien está en mi recuerdo.
María Reyes García Rangel
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